Donde están tus temores, está tu tesoro.
Parece, irónico que aquello que es maravillo e importante de lograr, y que a la vez nos da temor alcanzar, una vez que nos enfocamos y caminamos a través de la constancia y perseverancia, es logrado, se vuelve un tesoro muy valorado y apreciado, ya que por medio de persistir enfocados y creciendo día a día en ello, por fin logramos este sueño tan anhelado, que nos produce felicidad y autorrealización vivirlo y disfrutarlo, como un proyecto de vida, pareja, trabajo o cualquiera que este sea, manteniendo la gratitud y el sentido de identidad en ello.
En lo personal, anhelar ser un espíritu con Cristo es un deseo profundo y poderoso, que, día a día, trabajo en ello, permaneciendo agradecido y confiando en mi diálogo interno con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, lo que me da identidad en ÉL y la pasión para cada día sea maravilloso y ascendente en mi relación personal, llevándome a ser una mejor versión de mi persona.
Es una oportunidad que cada hijo tenemos, en la herencia de la resurrección de Cristo, a nuestro alcance, es nuestra decisión tomarla y activarla desde el corazón.
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