Cuando somos conscientes de que nuestro presente, es nuestro futuro.
Vivimos como si fuera el último día en este plano. Dando lo mejor y viviendo al máximo en todo lo que hacemos y somos.
Pero la realidad, es que solo vivimos un eterno presente, donde cada palabra, intención y acción, van formando nuestro futuro.
Si cada día, damos lo mejor en lo que hacemos y somos, los resultados de un mañana, son las vivencias de un presente.
Somos árboles de amor y de justicia, que crecen para dar vida a su paso y esperanza.
Raíces eternas de amor y vida, de generación en generación.
Como seres espirituales y eternos, nos enlaza el amor y la luz, verdadera y eterna.
Cristo en nosotros, la esperanza de gloria.
Las dimensiones de Cristo, son el campo magnético de las bendiciones infinitas.
Arturo Gtz Mtz Página de inicio
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