Aguas de vida.

 Las frecuencias espirituales de Cristo son las aguas de vida eterna en las dimensiones donde no hay enfermedad, ni muerte, sólo vida, abundancia y salud divina.


Ezequiel capítulo 47. Todo lo que toque el agua de este río vivirá.


Permanecer sumergidos en las aguas de Cristo, es permanecer en las frecuencias del amor y buena voluntad.


Permanecer en su voluntad, dando lo mejor cada día, de corazón y fluyendo en el espíritu.


Cuando descansamos, el conocimiento resultado de nuestra relación diaria continua y creciente, nos fortalece para vivir vidas que fluyen en el río de su espíritu.


Donde la repetición sin frutos deja de tomar autoridad, y la vida del espíritu que fluye como el viento empieza a gobernar nuestra morada eterna, en Cristo aquí y ahora, el eterno presente.


Permanecer en las aguas espirituales y vivificantes de Cristo es permanecer en la conciencia de la victoria y resurrección de Cristo a nuestro favor.


Donde todo es novedad de vida y plenitud, solo en su relación espiritual permanente y creciente.


Cristo en uno, la esperanza de gloria, somos sus moradas y habitaciones eternas donde todo es posible al que cree.



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