Sin miedo.
Carecer de miedo es un camino que se construye desde el centro de creencias.
El centro de creencias se forma por lo que creemos y pensamos cada día.
Aunque suene muy lógico y normal, tiene su grado de complicación.
Porque, al ignorar que el 75 % de nuestros miedos fueron adquiridos en los primeros 6 años de nuestra niñez, no tenemos el control consciente y para trabajar en ellos tenemos que estar conscientes de este hecho.
Trabajar sobre lo que queremos y no, es una tarea consciente y progresiva.
El saber quienes somos desde la eternidad como seres espirituales y divinos en Cristo, nos libera y nos hace libres del temor a la muerte.
Estando en las dimensiones de Cristo, como el campo de todas las posibilidades, es la mayor conciencia y verdad.
En él, solo hay, luz, verdad y vida eterna.
En él, no hay temor, ni dudas, ni miedos, solo amor, poder y confianza total y absoluta, de que cuida de uno, su protección y cuidados son por siempre y para bien.
En el perfecto amor no existe el miedo, ni la duda.
Cuidar de estar en las frecuencias del amor divino, garantiza la victoria cada día.
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