Diálogos con Cristo. Ocho.

 Juan, capítulo 8, versículos 1 y 2.


No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 


En la casa de mi Padre, hay muchas moradas.


Cristo me dice: nuestros diálogos permanentes y ascendentes te hacen ver.


Las moradas eternas en Cristo, donde tú y yo estamos en comunión. 


Manifestando la voluntad del padre, que es tu diseño eterno en Cristo.


Donde te vuelves una extensión de su amor y poder en cada lugar que vas.


Todo en ti, es luz y amor del padre, despertando sus dimensiones espirituales.


Vivir en esta comunión permanente entra a la consciencia de Cristo.


Que es la vida, la plenitud de todas las cosas.


Donde su abundancia y gloria se manifiestan.



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